Chicas, les dejo esta pequeña historia que una amiga escribio, es muy buena, a mi en particular me encanto.... Leanlo, ojala les guste y si pueden comenten para saber si fue de su agrado, mi amiga escribe super bien pero duda en publicar sus cosas, quiero que sepa que debe de publicar por que en realidad son buenas las cosas que escribe.....
Les dejo la historia... Se llama "Alone"
<<La muerte, no, la muerte tampoco nos separará, te aseguro que eso lo pensaré cuando seamos unas ancianas decrépitas y estemos en un asilo de ancianos, aun juntas, ahí puedes preguntar que si la muerte hará que dejemos de ser amigas, esto será para siempre>>
En su mente rondaban esas palabras que alguna vez había sido una de sus amigas. Ahogada en sus lágrimas había pasado desvelada la noche, recordando la última tarde que había pasado junto a esas tres chicas, con quien había compartido siete años. Lentamente se duchó y vistió para el primer día de clases en su nuevo instituto, luego de unas tortuosas vacaciones. Con carácter de aparente fortaleza, su instinto depresivo había florecido junto con el sentimiento de culpa. Sin saber cuándo callar, el decir las cosas por muy duras que fuesen, siempre le habían jugado una mala pasada, la última vez no había sido la excepción. Como si viviera un luto permanente, había comenzado a vestir completamente de negro los últimos tres meses y ese día no era la excepción. El gris cielo amenazaba con dejar caer sus gotas sobre la fría mañana. Solitarias, las calles solo estaban adornadas por las luces de los escasos autos que a esa hora transitaban. Sollozos y personas de negro fue el panorama que encontró en la entrada del instituto, muchos de ellos abrazados, parecían llorar a una persona, algo muy poco inusual en un primer día de clases. Siguió a un grupo que lentamente se dirigía a lo que parecía ser un gimnasio, pero que en su interior parecía ser un velatorio de catedral. Muchas sillas ocupadas con jóvenes de su edad llorando y en medio un ataúd con una corona de flores sobre él. La típica foto de la persona que estaba siendo velada obviamente no faltaba, pero no podía verla, estaba demasiado borrosa, y no lograba distinguirle el rostro. Junto a la persona, tres chicas lloraban sobre esta, a quienes tampoco pudo verles bien el rostro. Su curiosidad pudo mas llevándola junto el ataúd. Estando junto a este, paso su mano izquierda acariciando el objeto de madera con suavidad, como si disfrutara cada momento al tocarlo. Su respiración se acelero considerablemente y su cuerpo comenzó a tiritar al ver la escena. El perfecto liso de su claro cabello, las delicadas facciones de su rostro, una marca en su cuello, como si una soga diera dos vueltas a su alrededor y el tatuaje de una estrella en su clavícula. Con la diferencia que su cabello ahora era completamente negro ella se vio, estaba ella allí, con sus ojos cerrados y sus labios perfectamente resaltados con un brillo labial. Su mente recorrió los recuerdos de los últimos tres meses de su vida, hasta llegar a recordar antes de que todo sucediera, cuando solía llevar el pelo color castaño y tenía la manía de pintar sus labios con brillos labiales. Miró el rostro de las chicas que allí se encontraban y se sorprendió al verlas a las tres allí, ningún cambio en sus cuerpos, solo que esta vez sus ojos estaban hinchados. Se alejo dos pasos del ataúd con la mirada fija en ella, allí dentro, se dio la media vuelta y se echó a correr sin importarle quien pasara delante de ella, en más de una ocasión chocó con personas que luego le quedaban viendo como corría con desesperación. Al salir del instituto corrió sin dirección alguna, sus fuerzas no se agotaban, o tal vez la adrenalina por el gran susto que se había llevado la hacían seguir corriendo. Sin toparse con nadie en su camino se detuvo en el comienzo de un bosque, en el que unas rusticas sillas, que te invitaban a sentarte a disfrutar los hermosos y a la vez tétricos arboles se mecían a la par con el viento. Sentada en una de las bancas, una chica que vestía un vestido blanco con rosas flores deshojaba una margarita con lentitud. Las piernas le flaquearon y decidió sentarse al lado le la chica de la flor, echando su cabeza hacia atrás tratando de buscar aire, que le faltaba en abundancia.
-Llegas a tiempo Taylor- dijo la chica a su lado, sin despegar la vista de la flor, en ningún momento lo había hecho. Aún más se agitó la respiración de la pelinegra ante las palabras de su vecina
-Que…? Tu… como… como tú sabes mi… nombre?- logró pronunciar ante la mezcla de cansancio y terror que su cuerpo experimentaba
-Porque tu perteneces a este mundo- dijo a la par que el viento se detenía, los árboles dejaban de balancearse y sentía como las piernas comenzaban a pesarle -No tengas miedo Taylor- dijo con voz calmada -ven, dame tu mano-
Esta aún con el pánico en su cuerpo, posó su mano sobre la de ella, ambas con el mismo tono de piel. No supo de donde ni cuando la chica de la flor convirtió esta en una navaja que recorrió desde el inicio de su muñeca hasta unos cinco centímetros más atrás, produciendo un agudo dolor en la piel de la chica, quien retiro su mano con rapidez a la vez que presionaba la herida que descocía en su brazo.
-Que mierda haces!!- gritó con susto mientras se levantaba del asiento con temor
-Lo que siempre quisiste hacer Taylor- dijo mientras pasaba la navaja por su brazo escribiendo algo, que quedaba marcado con su sangre
-Ayuda!! Ayuda!!- comenzó a gritar con desesperación mientras corría lejos de la chica del vestido
-Nadie te oirá- como un acto reflejo Taylor paró de correr al ver a la chica frente suyo -Nunca nadie te ha oído, estás sola, esta es tu realidad Taylor, siempre has estado sola- dijo mientras extendía su brazo ensangrentado en donde entre la sangre distinguió la palabra ‘alone’ grabada -Ves? Asúmelo, es lo que he vivido siempre- dijo dejando ver su rostro, nuevamente era ella, con su apariencia anterior, pero ella nuevamente. Como si vivera una película de terror, el aspecto un tanto diabólico que tenía en su rostro y la torcida sonrisa que le dedicaba le dejaron un pánico horrible, sonriendo como el cuerpo comenzaba a pesarle desde la punta de sus pies hasta sus parpados.
Nuevamente se echo a correr con desesperación, corría sin parar, aunque su cuerpo pesara de forma inexplicable, temía que la chica la alcanzara, temía de ella, de sí misma. Como si una parte de ella hubiese salido de su cuerpo y hubiese estado allí. Dejo de presionar su herida para facilitar su carrera. Cerró los ojos con fuerza, como si le temiera algo, como cuando era pequeña y temía de la oscuridad. Luego de mucho correr a ojos cerrados los abrió parando en seco por segunda vez. El sol brillaba como si fuese el último día que lo hacía y a la entrada del instituto todos se abrazaban como cada primer día de clases, ese festival de abrazos y palabras cursis de ‘te extrañe’ que dicen todos a todo el mundo aunque luego no se hablan por el resto del año.
-Primer día y atrasada Tay- oyó la voz tras de él, haciéndole dar un pequeño brinco del susto. Aun shockeada se volteó a verlo, su amigo estaba allí. Con ese estilo que ella siempre le criticó el chico de las rastras rubias le sonreía -Que tienes?- se preocupo un poco al ver como la pelinegra le observaba, con susto. Ella simplemente se lanzo a abrazarlo, como si tratara de protegerse de algo. El chico se asombro un poco, ya que esta, nunca había sido de abrazar a nadie, siempre había sido bien distante con todos, incluido el. Luego de unos minutos abrazados, ambos se soltaron. El chico de las ropas anchas miró el brazo de Taylor y al darse cuenta que traía la cicatriz descubierta bajó la manga de su chaqueta -No es muy linda la cicatriz que te dejaste para que la andes exhibiendo- le dijo un tanto molesto
-De que me estas hablan… do- levanto un poco la manga dejando ver una cicatriz en el mismo lugar que antes le habían cortado. Como si un compilado de imágenes pasara por su mente, antes sus ojos recordó la escena. Tirada en el piso, con su espalda apoyada contra la puerta, miraba fijamente como la sangre corría lentamente por su brazo. Sonriente, miraba como desquiciada la imagen, disfrutando el ardor en su extremidad, y cerrando lentamente a los ojos mientras sentía que sus fuerzas se iban con la sangre, como a la vez se iban todos sus problemas.
-Bájate eso ahora antes de que me enoje contigo otra vez- dijo con seriedad el chico, a lo que Taylor bajo con rapidez la manga. Aun confundida, siguió el paso de su amigo, quien entraba al campus. Muchas miradas se posaron sobre ella, incomodándola de sobremanera. Nunca le había gustado llamar la atención, pero como regla de ser nueva en un lugar, todos la observaban como si un rubí legendario pasara ante sus ojos.
-Incomoda?- pregunto con una risita juguetona su amigo
-Mucho Tom, demasiado- dijo aferrándose a su mano, como buscando tranquilidad
-Ya pasara, será a lo más dos días- trato de calmarla. Sabiendo todo lo que había pasado, encontró un poco obvio que se incomodara. Se detuvieron cuando tres chicas se pusieron frente a ellos, las tres saludando al chico de las rastras con un abrazo y un beso en la mejilla.
-Hola- dijo una de ellas, de pelo ondulado y castaño oscuro -Tu eres la nueva?- le pregunto sonriente
-Em… si- dijo un tanto incomoda
-Ah… y cómo te llamas?- pregunto otra, de ojos color verde
-Taylor- las tres se miraron entre si
-Ah… pues yo soy Nadia- dijo la del cabello ondulado -y ellas son mis amigas Natalie- indicó a la de los ojos verdes -y Stephy- indico a la tercera, más baja que las otras dos. Nuevamente, un escalofrío recorría su espina y la mayor parte de su cuerpo. Mucha coincidencia había que esos nombres se repitieran nuevamente. Tom, al ver la incomodidad de su amiga, rompió el momento incomodo
-Ya nos vamos a la primera clase, luego hablamos- dijo antes de que todos se despidieran y salieran en rumbos distintos
Lo que suponía ser las primeras dos horas de clases Taylor se la pasó ida en sus pensamientos, ahogada en dudas y llenas de preguntas sin respuestas. Como una pesadilla de la que no despertaba, de la que le era imposible despertar. Casi arrastrada, Tom la llevo hacia el casino, en donde muchos se agrupaban en las mesas de cuatro personas. Mientras llevaba su tazón de café a la boca, observo al grupo de chicas que la habían saludado anteriormente. Un asiento sobraba y no era usado por nadie, como si estuviese reservado para una persona que nunca llego.
-Que tanto les miras?- pregunto Tom a la chica, sacándola de sus pensamientos
-Se ven bastante unidas- dijo volteándole a ver
-Si- sonrió el -siempre lo han sido, digo, desde que las conocí. Son buenas chicas, aunque solo ellas, nadie entra en su círculo… hace un tiempo eran cuatro- dijo mirando al grupo y luego a su amiga
-Eran?- pregunto extrañada
-Si, eran… hace como tres o cuatro meses una de ellas murió… se llamaba Taylor, igual que tu- sonrió -y desde que ella murió son muy unidas, más que antes- concluyo antes de tomar un sorbo de café
-No- dijo a lo bajo la pelinegra, totalmente confundida -no… no esto no está bien…- menciono asustada a la vez que se levantaba de su asiento- -no.. Esto no es normal- dijo otra vez y sin pensarlo dos veces se echo a correr, tercera vez en ese día que lo hacía. Llamando la atención de todos al ver su acción, la miraban con detenían como la chica nueva salía desesperada del casino, como si alguien la persiguiera, como si la muerte estuviese tras ella y ésta escapara aterrada. Concentrada en correr lo más lejos posible, no se dio cuenta del extraño cambio de escenario que se había producido al atravesar el umbral. Con un extraño tono azuloso, los arboles se mecían coordinadamente, tenebrosos e increíblemente altos, el tenebroso aspecto que tenían hicieron a la chica detenerse lentamente, observando el lugar en el cual se encontraba. A unos metros, divisó un lago, con aguas oscuras y que se mecían atrayentemente. En la orilla, la silueta de una persona sentada fue lo que el sol reflejo en sus ojos. Una silueta que perfectamente reconoció. Alegre, se acercó a la persona, quien le daba la espalda, lo abrazo con fuerza, sintiéndose totalmente aliviada al no estar sola en el extraño lugar al que había llegado misteriosamente. Éste, ante la acción de Taylor, se separo rápidamente, un poco asustado.
-Que tienes loca?!- le dijo un tanto fuerte, cosa que le asombro a la chica
-Pe…pero- trato de articular la chica, aun asombrada ante la reacción de su amigo
El chico se fue antes de que Taylor pudiese decir algo mas, desapareciendo entre los árboles. Su corazón se apretó y sus lágrimas empezaron a salir copiosamente de sus ojos al verse totalmente sola. Con un paisaje que ahora se tornaba totalmente tétrico, se sentó a la orilla a llorar, mientras miraba el cielo que de un minuto a otro, s e había tornado oscuro, como si reflejara cada sentimiento que su corazón tenía, como si pudiese saber lo que en ese momento sentía, al no tener a nadie a su lado, al haber perdido a personas que en su vida se habían hecho parte importante. El viento se detuvo, las negras nubes dejaron de correr, los arboles dejaron de danzar y el agua de moverse al sentir ella la presencia de alguien a su lado. El mismo vestido blanco fue lo que vio al dirigir su mirada a un costado suyo, esta vez con sangre en el, pero la misma chica, más bien ella, está allí, mirándola, disfrutando del dolor que en ese momento sentía, la sonrisa entre burlesca y diabólica que su pálido rostro tambien manchado con sangre le dedicaba, hicieron que su corazón parara de latir ante el susto que se llevaba en ese momento
-Taylor- oyó que la llamo, pero ella no respondió, con la mirada perdida en el rostro de ella, que estaba parada a su lado -Taylor- llamo otra vez sin obtener respuesta.
Esta vez, un leve golpe en su cabeza fue lo que hizo que saliera de ese trance en el que estaba
-Taylor, te dije que me pases la revista, ni la estás viendo y no me dejas verla- dijo Stephy, sacando la revista de sus rodillas. Paredes blancas, muebles de madera y una cama pequeña fue lo que vio al recorrer con su mirada el lugar en donde se encontraba. Como si su futuro hubiese pasado ante sus ojos, como en una película, todo lo vivido se esfumó en un abrir y cerrar los ojos. Nadia sobre la cama junto a Natalie, ambas sentadas con las piernas cruzadas y Stephy a su lado, ambas sobre unos cojines, las tres chicas la miraban con cara de preocupación
-Que tanto me miran?- pregunto un tanto intimidada
-Estas pálida- le dijo preocupada Natalie
-No es nada, de seguro no he desayunado bien- mintió fingiendo una sonrisa bastante convincente para las otras jóvenes, quienes, no conociéndola bien, creyeron su excusa.
Decidió apartar esa especie de visión que había tenido hacía un rato mirando hacia la ventana. Un hermoso día primaveral fue lo que encontró tras el transparente vidrio, mientras un florido árbol golpeaba levemente la ventana. Tras un abrir y cerrar de ojos, vio su rostro ensangrentado, el inicio de su blanco vestido con flores y en sus manos, en frente de su pecho, la margarita, a la cual, le faltaban la mitad de los pétalos. La misma sonrisa diabólica y burlesca fue lo que recibió de ella, a la vez que le hacía un gesto con la mano, en forma de despido y la margarita se convertía en una enorme navaja. Una ráfaga de viento fue lo que se llevo la escena, provocando en Taylor una sonrisa de alivio.
Listo, ojala les guste.. =D
OMG>.......me encantooooo!!!..esta increible....yo ya hubiera bomitado x tal escena ..dios...esta increible ...dile a tu amiga que haga otra :D
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